Winder fue otra víctima de una diálisis eterna

Winder Rangel, de 11 años de edad, es el undécimo paciente infantil que muere en el servicio de Nefrología del hospital J. M. de los Ríos en lo que va de año. Falleció a las 2:00 a. m. de este martes y llevaba meses hospitalizado por una bacteria. Era paciente de diálisis desde hacía años y, al igual que otros, se encontraba a la espera de un trasplante de riñón que nunca llegó.

A Winder lo habían desahuciado tres veces desde que comenzó su largo paso por el hospital J. M. de los Ríos, en Caracas. Los médicos detenían a Emilse Arellano, su madre, en los pasillos de este centro de salud para avisarle que ya no había nada más que hacer por la salud de su hijo. Pero siempre estuvo dispuesta a seguir luchando. 

Rangel fue uno de los primeros pacientes en ser amparado por las medidas cautelares otorgadas por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), en 2018. Sin embargo, el Estado venezolano no ha dado respuesta a estas medidas. Además, Rangel era el último paciente que había sobrevivido al brote de infeccioso del hospital en 2017.

Para Emilse, poco se cumplió de las medidas cautelares que otorgó la CIDH, debido a que sentía que cada vez que el hospital pasaba por un cambio de directiva, entonces las cosas más bien comenzaban a empeorar  y no se terminaba de atender las carencias de este centro de salud.

“Mi hijo no quería venir a diálisis porque tiene miedo y me dice que no se quiere morir. Pregunta que cómo se murieron si ellos estaban bien”, dijo Arellano, madre de Winder Rangel en mayo 2021.

Como madre soltera y mujer cuidadora, no tenía ingresos económicos suficientes para vivir en paz y tampoco le daba tiempo de trabajar porque iba al hospital todos los lunes, miércoles y viernes del año para acompañar a Winder a sus diálisis y, en casa, tenía que seguir estando pendiente del niño, al igual que atender a sus otros cuatro hijos.  

Durante los cuatro años de diálisis que recibió Winder, le hicieron 17 cambios de catéter a causa de infecciones, y el que tenía antes de morir era el último porque había perdido los accesos vasculares. Además, necesitaba constantemente transfusiones, que no podía cumplir porque casi nunca había sangre en el hospital.  

Su deterioro se fue notando hasta el punto de que se le dificultaba caminar y, por lo general, no había un fisioterapeuta que lo pudiera atender en el hospital por la falta de personal capacitado que cada día se acentúa más en el principal pediátrico del país. 

El servicio de Nefrología del J. M. de los Ríos fue el primero en recibir medidas cautelares de la CIDH, en 2018, luego de que las organizaciones Prepara Familia y Cecodap presentaron un informe documentando el desabastecimiento de medicamentos, la crisis de infraestructura y los brotes infecciosos en el hospital, que han devenido en la muerte de más de 20 niños en los últimos tres años.

Los otros 13 servicios del hospital cuyos pacientes están bajo medidas cautelares de la CIDH son: Cardiología, Hematología, Neumonología, Medicina 2, Medicina 3, Anatomía Patológica, Centro de Lactancia, Consulta Externa y Triaje, Neurocirugía Pediátrica, Pediatría Integral, Nutrición, Medicina de Adolescentes y Neurología Pediátrica

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